lunes, 30 de mayo de 2011

Prohibido olvidar

Existe una frase que a mí me ha impactado extraordinariamente y, aunque está un tanto politizada, encierra una reflexión profunda: «Prohibido olvidar. Cuidado los mismos de siempre nos hacen regresar al pasado».

Prohibido olvidar. Prohibido olvidar de dónde te sacó el Señor. Prohibido olvidar sus misericordias. Prohibido olvidar el amor incondicional que ha derramado sobre ti. Prohibido olvidar quién tú eras antes de Cristo y quién eres ahora que ha derramado su sanidad sobre ti. Prohibido olvidar la gracia que te ha dado salvación y vida eterna. Prohibido olvidar.

Es que cuando no se olvida, aun si estamos en la tormenta podemos alabar a Dios. Cuando no se olvida, existe un corazón agradecido por el favor recibido de parte de Dios y un corazón agradecido es un corazón enamorado. Un corazón enamorado es un corazón fiel que no se apartará jamás del camino que decidió recorrer junto al Salvador. Un corazón fiel es un corazón confiado que no le importa a donde es llevado sino que se entrega con la certeza de que lo que le espera es caminar en las alturas que el Señor ha diseñado para ti.

“Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos” (Jeremías 20:13).

Prohibido olvidar. Si olvidas estás expenso a caer en las ataduras del pasado. Si olvidas corres el riesgo de que tu pasado te atormente y te quiera arrastrar a él. Si olvidas lo que el Señor ha hecho en tu vida, la tormenta te ahogará y los demonios te harán creer que tu pasado de esclavitud era mejor que la gloria que te espera en la Tierra Prometida.

Eso es lo que le pasó al pueblo de Israel cuando caminó por el desierto e iba rumbo a Canaán. Olvidó las grandezas que Jehová había hecho para sacarlos de Egipto. Olvidó que el Señor los había alimentado, sustentado, vestido; olvidaron los milagros y proezas que hizo para que Faraón los deje salir; olvidaron que el Señor abrió el Mar Rojo y ahogó los carros de Faraón; olvidaron que la roca iba tras ellos y les daba de beber… olvidaron y el pasado volvió, tanto así que llegaron a exclamar: «[…] ¡Quién nos diera de comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos. […] ¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto!» (Números 11:4-6, 18).

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Efesios 5:1).

La esclavitud nunca será mejor que la libertad con que Cristo te hizo libre. Esas mentiras sólo cavan hondo en ti si es que acaso olvidas las proezas de tu Señor y Salvador Jesucristo. Prohibido olvidar. De nuevo te digo: ¡Prohibido olvidar! ¡Cuidado los mismos de siempre (los demonios) nos hacen regresar al pasado del que hemos sido libres! Amén.

Alabemos al Señor en la tormenta. No dejemos que la tormenta nos gane, ganémosle a la tormenta. El Señor ha librado nuestra alma de la desesperación, del olvido, de la muerte. El Señor, nuestro pastor nos ha cargado en sus hombros y nos sustentó cuando estábamos en el fondo de la angustia. Él es el Todopoderoso. Él es el Rey. Que toda la Tierra alabe al Único que puede librar del pecado y de la aflicción. Alabemos a Dios en la tormenta y habremos ganado a quienes nos quieren ver derrotados y en esclavitud otra vez. Alabemos a Dios en la tormenta y nuestra fe habrá crecido. Alabemos al Señor una vez más.

“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afanes, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios. Éstos me animan a continuar publicando. Dios te bendice.