lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Temeroso? ¿De qué?



¿Temeroso? ¿De qué?
            ¿Sentir la alegre liberación del espíritu?
¿Pasar del dolor a la paz perfecta,
            que cese el conflicto y la tensión de la vida?
¿Temeroso… de eso?
            ¿Temeroso? ¿De qué?

¿Temeroso? ¿De qué?
            ¿Temeroso de ver el rostro del Salvador
Escuchar su bienvenida, y localizar
            el rayo de gloria de sus heridas de gracia?
¿Temeroso… de eso?
¿Temeroso? ¿De qué?
Un destello, un estruendo, un corazón atravesado;
            tinieblas, luz, ¡o arte del Cielo!
¡Equivalente a una herida de él!
            ¿Temeroso… de eso?

¿Temeroso? ¿De qué?
            hacer por la muerte lo que la vida no podía…
¿Bautizar con sangre un campo empedrado,
            Hasta que almas florezcan del lugar?
¿Temeroso… de qué?


(Tomado de A Salvo en Casa, por Randy Alcorn, ed. Unilit, pp. 284-285) 

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