Hemos entrado a Diciembre y con el trajín de los
preparativos para las fiestas que se avecinan, podría suceder que no nos
enfoquemos en el verdadero Bien Supremo de estas celebraciones. Por ello,
quiero citar este día a John Calvin (Juan Calvino) y la introducción de su
sermón El Nacimiento de Jesucristo,
basado en Lucas 2:1-4[1].
Meditemos en él y no olvidemos que de no ser porque nos fue dado el Hijo, no
podríamos disfrutar de nuestro mayor gozo: Dios, el verdadero centro del
evangelio.
«Sabemos que nuestro bien, nuestro gozo y reposo es
estar unidos al Hijo de Dios. Así como él es nuestra cabeza, nosotros somos su
cuerpo, y es así que de él obtenemos nuestra vida, nuestra salvación y todo
bien. En efecto, vemos lo miserable de nuestra condición si no tuviéramos
refugio en él para ser guardados bajo su protección. Sin embargo, no
llegaríamos tan alto (viendo que apenas podemos arrastrarnos en la tierra) si
no fuera que de su parte se acerca a nosotros, y que se ha acercado por medio
de su nacimiento, cuando se ha vestido con nuestra carne y se ha convertido en
hermano nuestro. No podríamos tener refugio en nuestro Señor Jesucristo
sentándonos a la diestra de Dios su Padre en gloria celestial, si él no hubiera
sido humillado al extremo de ser hecho un hombre mortal, teniendo la misma
condición que nosotros. Y es por eso también que, cuando es llamado
"Mediador entre Dios y los hombres," este título "hombre"
le es especialmente atribuido a él. De igual modo, por el mismo motivo es
llamado "Emanuel," que quiere decir, "Dios con nosotros."
»Entonces, cuando buscamos a nuestro Señor
Jesucristo para hallar en él alivio para todas nuestras miserias, y una
protección segura e infalible, tenemos que comenzar con su nacimiento. No se
nos dice solamente que fue hecho hombre semejante a nosotros, sino que se
despojó a sí mismo a tal extremo que escasamente se lo tuvo como miembro de la
raza humana. En efecto, en realidad fue desterrado de toda morada y
compañerismo. Para recibirlo no hubo sino un establo y un pesebre.
»Entonces, siendo esto así, aprendemos aquí cómo
exhibió Dios los tesoros infinitos de su bondad al querer que su Hijo fuese
humillado de esa manera por amor a nosotros. Reconozcamos también de qué manera
sufrió el Señor Jesucristo, desde su nacimiento, por nosotros que al buscarlo
no tenemos que hacer largos recorridos para encontrarlo o para ser
verdaderamente unidos a él. Por esta causa quiso sujetarse a toda vergüenza al
punto de ser realmente rechazado por el resto de los hombres. Y nosotros,
aprendamos también a ser pequeños a efectos de ser recibidos por él. Porque al
menos es razonable que haya acuerdo entre la Cabeza y los miembros. Los hombres
no necesitan despojarse para carecer de valor. Porque hallarán que ya por
naturaleza son tan extremadamente pobres que tendrán buenos motivos para ser
completamente rechazados. Sepamos entonces de qué naturaleza somos para que
podamos ofrecernos a nuestro Señor Jesucristo con auténtica humildad y que él
pueda reconocernos a aceptarnos como suyos propios».
–John Calvin
[1] Para leer el sermón completo, puedes visitar el
siguiente link: http://www.iglesiareformada.com/Calvino_Nacimiento_Jesucristo.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios. Éstos me animan a continuar publicando. Dios te bendice.